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El agua de mar

 

Los seres vivos somos de origen acuático, y nuestras células continúan en un medio acuoso, dado que cerca del 70% de nuestro peso corporal corresponde al agua con sales minerales y desde la perspectiva molar, 99% de las moléculas de nuestro organismo corresponden al agua. Los inicios de la vida se remontan posiblemente al origen de la madre tierra, hace unos 4.500 millones de años, en las fumarolas de los fondos marinos y sobre superficies minerales de tipo hierro-azufre (vestigios de esas superficies parecen ser los centros Fe-S presentes en las mitocondrias de las células).

 

En esta superficies se llevaron a  cabo las primeras reacciones bioquímicas precursoras de las vía metabólicas complejas de nuestras células, para fijar inicialmente el CO2 en la forma de las primeras moléculas orgánicas. 700 millones de años después del nacimiento de la tierra aparecen las células en forma de bacterias, de las que se tiene registro fósil. Estas bacterias evolucionaron a lo largo de cientos de millones de años para dar paso a los organismo pluricelulares complejos, algunos de los cuales migraron a la superficie terrestre hace solo unos 500 millones de años. De acuerdo con el investigador francés Claude Bernard, padre de la medicina experimental de finales del siglo XIX, al salir los organismos marinos hacia la superficie terrestre, llevaron consigo el medio marino de sus orígenes, al que llamó medio interno, en la actualidad conocido como matriz extracelular o terreno, constituido por los líquidos que circulan por el organismo y por los que rodean las células; afirmando que ésta sería la condición para una vida libre de la célula, respecto a las contingencias del medio externo. Para otro investigador francés contemporáneo de Bernard, René Quinton, este medio interno garantizaría la fijeza o estabilidad de las condiciones iniciales del medio marino para la evolución de la vida en todas sus manifestaciones. Este medio marino o matriz extracelular constituye el tejido ubiquitario de mayor tamaño en el cuerpo, que comunica todas las células y por éste pasan todos los nutrientes y desechos celulares.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La calidad del medio marino interior de cualquier organismo es el principal factor determinante del proceso salud-enfermedad. Los bruscos cambios de nuestros hábitos de vida de los últimos 100 años, en la cultura occidental, en especial la dieta refinada, abundante en harinas de cereales procesados (trigo, maíz y arroz), azúcar, sal de cocina y aceites, han contribuido de manera determinante al acelerado deterioro y pérdida de vitalidad de las células. Estos alimentos refinados no contienen los minerales y vitaminas naturales esenciales para el metabolismo celular. Por ejemplo, se calcula que más del 50% de la población estadounidense está deficiente en magnesio. Este elemento es un cofactor indispensable para enzimas que participan en el metabolismo y le confiere estabilidad al ADN y al ATP (principal fuente de energía bioquímica de la célula). El cromo, un oligoelemento que se encuentra en cantidades traza en el cuerpo y los granos integrales junto con vitaminas del complejo B, une la insulina a su receptor de membrana, estimulando el transporte de glucosa a la célula. El calcio hace parte de los procesos de señalización intracelular, comunicando información al interior celular para producir cambios en el metabolismo. El magnesio (Mg) y el calcio (Ca), junto con el silicio (Si), el cinc (Zn), el cobre (Cu) y otros oligoelementos son constituyentes del proceso de formación ósea. La ingesta por tres meses de onza y media de agua de mar en un grupo de 50 niños y niñas de 2 a 6 años de edad, en el marco de un estudio científico que realizamos en Universidad de Antioquia mostró un aumento significativo de la estatura, comparado con un grupo control que ingirió solución de sal refinada y respecto a valores de referencia internacional.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Otro aspecto importante a considerar es el de los sistemas de transporte celular de minerales y oligoelementos. El Mg y el Ca compiten por un mismo sistema de transporte, de tal modo que el suplemento de uno solo de estos disminuye la asimilación del otro, causando deficiencia. Esto es también muy importante en el sistema digestivo, donde grupos de minerales y oligoelementos utilizan los mismos sistemas de transporte. Se sabe por ejemplo que el suplemento de cinc interfiere con la asimilación de cobre. El sodio y el potasio son minerales que mantienen la vitalidad y actividad eléctrica de la membrana celular. Los oligoelementos son necesarios para la absorción intestinal de vitaminas.

 

El agua de mar (AM) diluida en la preparación de los alimentos aporta todos los minerales y oligoelementos esenciales para el metabolismo de todas las células; cada una de estas toma de la matriz extracelular los que necesita, de acuerdo con su metabolismo particular. Lo importante es aportarlos todos simultáneamente y en las proporciones adecuadas. El AM es el líquido fisiológico extracelular de los microorganismos marinos y origen de nuestro medio interno, con relativo alto contenido de materia orgánica (principalmente proteínas) producida  por mismos microorganismos, a la que se une hasta un 99% de los oligoelementos, para facilitar el trasporte intracelular. Esta propiedad es también una ventaja para el transporte intestinal de minerales y oligoelementos presentes en el AM.

 

El AM está constituida en 3,6% de sales minerales y materia orgánica y de un 76,4% de agua, en la que se han detectado hasta 95 elementos. Pero esta última no es cualquier clase de agua, dado que está altamente estructurada u ordenada de manera coherente por la presencia de la materia orgánica, los microorganismos y la radiación solar. El biofísico Gerald Pollack profesor de la Universidad de Washington muestra la presencia de zonas de separación de cargas en el agua estructurada, cuya energía se obtiene de la luz solar y la radiación infra roja que nos rodea.

 

Utilizar el AM en la cocina representa una oportunidad única para aportar a nuestro cuerpo los minerales y oligoelementos que se han perdido en el proceso de industrialización de los alimentos y la sal de cocina que contiene solo cloruro de sodio (NaCl). El exceso de Na en la alimentación también está asociado con la hipertensión arterial y la pérdida renal de Ca. No menos importante es el mejoramiento de las propiedades organolépticas logradas en los alimentos. Este recurso natural se ha utilizado en la humanidad desde tiempos antiguos y se continúa utilizando en algunas poblaciones costeras mediante el proceso de marinar los alimentos, en especial el pescado y los mariscos. El uso del AM en la cocina es una tendencia en Asia y Europa, particularmente, Japón, Corea, España, Francia e Inglaterra. Y en Asia, más que una tendencia es una tradición que ha evolucionado de manera comercial, por esto se utiliza en una amplia variedad de bebidas y alimentos.

Referencias Científica

 

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